Buscar este blog

sábado, 25 de septiembre de 2010

Medicina Interna es... leeme.

La Medicina Interna es una de las especialidades troncales de la Medicina; de ella, derivan como ramas las subespecialidades médicas. Estas pueden ser orientadas a la patología de órganos específicos como la neumonología, cardiología, o pueden ser orientadas a sistemas como la inmunología, e incluso a grupos de edad como la medicina del adolescente o la geriatría o abarcar grupos de pacientes en estados especiales como la medicina del embarazo.
La Medicina Interna abarca todas las patologías médicas del paciente adolescente y adulto hasta el adulto mayor (se abstiene de tratar a los niños), no es quirúrgica ni es invasiva, trata ambos sexos sin discriminación, cubre las enfermedades de todos los sistemas y órganos y, sobre todo, las de los pacientes con patologías complejas o de múltiples órganos.
Su nivel de atención es preferentemente curativa o de nivel de prevención secundaria aunque engloba el conocimiento de la atención primaria. Puede comprender los problemas médicos (no obstétricos) de la mujer embarazada y las complicaciones médicas asociadas a la cirugía y anestesia.
Tiene un fundamento en la epidemiología y la medicina basada en evidencia, sin embargo su objetivo no es la atención de grandes poblaciones sino del enfermo mismo, dentro y fuera de su entorno bio-psico-social, pudiendo ser, y siendo el internista uno de los mejores especialistas a tener como médico de cabecera o de familia (sin ir en detrimento de la medicina familiar que es una especialidad).
La Medicina Interna se mantiene al ritmo de los avances en todos los campos de la tecnología y del conocimiento médico sin pecar de excesos en el uso de la tecnología debido a que su fundamento es la clínica; es decir, la semiología complementada con la terapéutica.
La Medicina Interna integra y sirve de enlace de las subespecialidades y, como buena especialidad troncal, les ha dado a sus muchas ramas terreno para su práctica, desarrollo y existencia a medida que ha ido incrementando el volumen de conocimiento y de procedimientos diagnósticos y terapéuticos; no deberán ver, entonces, a internistas haciendo cateterismo cardíaco ni endoscopias digestivas; eso se los deja la medicina a sus respectivas subespecialidades. Sin embargo, tampoco debe la Medicina Interna ser vista como secundaria o de menos importancia en el modelo actual de sperespecialización impulsada con los cambios tecnológicos y del conocimiento. El mismo modelo que ha impulsado a los pacientes a ser, según las palabras del Dr. Ciril Rozman, “coleccionistas de especialistas” y que ha llevado a los mismos a ir al cardiólogo si les duele el pecho o al gastroenterólogo si le duele el epigastrio (aún cuando un espasmo esofágico puede doler en el tórax y un infarto puede doler en el epigastrio). En este modelo de superespecialización médica, los internistas, debemos reivindicar cada vez más el espíritu integralista y generalista del internismo, precisamente en correspondencia con las tendencias de principio de este siglo hacia la visión compleja y complementaria de la vida en todas sus manifestaciones.
Nuestro deber ser es la visión del paciente que tiene a un médico que es capaz de prevenir y de resolverle más del 80 % de los problemas médicos, que se preocupe por entender todos los ángulos de sus patologías, y de conocer las interacciones que puedan tener los tratamientos que le indican el nefrólogo, el gastroenterólogo, el cardiólogo, el inmunólogo, armonizando su tratamiento, tomando lo mejor de cada una de las especialidades y armando una visión integral del paciente, que no es un saco de órganos inconexos, sino un ser complejo con alma, cuerpo, mente y familia.
Dr. Francisco Santander

No hay comentarios:

Publicar un comentario